miércoles, 21 de septiembre de 2011

De talentos y otras virtudes.

Hace unos días conversaba con un amigo acerca de la manera que se tiene en las distintas áreas para manejar ciertos asuntos, ella me comentaba que en su trabajo, específicamente en su departamento, se dedicaban a comprar publicidad y hacer campañas con "spots" en la tele, anuncios en periódicos, banners en internet y cosas de esas.

Es muy interesante, pero me surgió la duda: ¿Y de qué manera ven reflejado en sus bolsillos todo ese gasto que se hace en publicidad? El me contestó que no existía dinero de regreso, ellos simplemente se dedicaban a hacer publicidad para que sus campañas funcionaran. 

Desde mi percepción y mi trabajo, todo debe representar un beneficio monetario, pero de ese lado no, y sigo pensando que no tiene sentido gastar y gastar en publicidad si no vas a recuperar la inversión, sin embargo, esto existe y se lleva a cabo y pues cada quién con sus trabajo y objetivos.

Sin embargo, ese no es el tema principal de esta entrada, sino que llegamos a un punto en la plática en el que llegamos a la conclusión de que siempre habrá una persona con diarrea cerebral que va a tener el poder de tomar decisiones y por ende desbaratar un esquema de trabajo que se sabe de antemano que funcionará y por la "iniciativa" de algún "virtuoso" puede irse todo a la basura.

O simplemente por estar involucrados en el proyecto o tarea ya creen saber todo y cuando meten las manos al trabajo se dan cuenta de que no son enchiladas pero ya regañaron a los integrantes del equipo sin saber, en fin, hay muchas causas por las cuales un persona puede desanimarse y perder el entusiasmo por las actividades que desempeña, en mi caso aprendí a dar el avión a las personas que se les tiene que dar con viaje redondo, 3 días de estadía y desayuno incluido (no pregunten cuál es el desayuno).

En fin, la conclusión a la que llegamos fue: Hay varias opciones a considerar en estas situaciones:
  1. Hacemos ver a estos "talentos" el error que están cometiendo y ser tratados como revoltosos y sufrir las consecuencias.
  2. Convertirnos en zombies que obedecen órdenes así sean mandar cartas con amenazas de muerte a las clientes.
  3. Conseguir el poder y desplazar a los demás para tomar las decisiones que creamos correctas y otros nos tachen de ineptos.
Por lo tanto... Esto es un maldito círculo vicioso y no sé como fue que escribí tantas tonterías, seguramente porque hubo algunas interrupciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario