jueves, 16 de enero de 2014

El conejo en la luna.

- ¿Has alguna vez escuchado la leyenda del conejo en la luna?
- Alguna vez la escuché, pero no la recuerdo bien.
- Habla acerca de un pequeño conejo que ofrece su vida a Quetzalcóatl, es una linda historia acerca de ofrecer lo que se tiene para contribuir a la felicidad de alguien más desinteresadamente. O algo así, creo...
- Puede ser, pero ¿a qué viene todo eso?
- Bueno, a veces creo que deberíamos hacer eso, digo, en general, ser un poco más desprendidos con lo que tenemos, como el conejo.
- Pero el conejo ofreció su vida.
- Sí, y hay personas por las cuáles vale la pena ofrecerla y darla.
- ¿De verdad crees eso?
- Por supuesto, incluso más allá de tu familia.
- Osea que...
- ... 
- ¿Hay alguien lo suficientemente importante para ti como para dar la vida por esa persona? Me refiero a, fuera de tu familia.
- Bueno, quizá.
- ¿Quizá? No puedes tener una persona por la cuál "quizá" darías la vida.
- ¿Por qué?
- ¡Sólo imagínalo! ¿Si la tuvieras que ofrecer en un momento crítico? No tendrías posibilidad de duda, o la ofreces o no.
- Ummm. Creo que tienes razón.
- ¿Crees? ¡Es cierto! No tendrías por qué tener ni un segundo de duda ante un cuestionamiento de esa magnitud, estoy de acuerdo que existen personas importantes en tu vida, por las cuáles darías muchas cosas, pero sólo pocas son aquellas por las cuáles sacrificarías todo, TODO, sin un ápice de dudas.
- Tienes razón.
- ¿Y entonces?
- ¿Entonces... qué?
- ¿La tienes? ¿Existe esa persona que podría llevarse tu vida si fuera necesario?
- Tú me has dado la respuesta.
- ¿Y esa es?
- No, no la hay. Pero sé que la habrá.
- Hhhhhhmmm. Seguramente, se paciente.
- Lo soy... En fin...
- ¿Alguna otra leyenda de la que quieras hablar?
- No de momento.
- De acuerdo, entonces ¡¿Podrías concentrarte en lo que estábamos haciendo y dejar de ver la luna que te tiene embobado hace horas?!
- ¡Ya voy! ¡Ya voy! (Que hermosa luna.)

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