Ella, reaccionó en una mezcla de preocupación y temor, dio un paso atrás y con la voz a punto de abandonarla, dijo:
- No te acerques a mi, mi interior es muy obscuro, hay muchos demonios escondidos dentro de mi.
El pensó:
- Hehe, ¿En serio?
Entonces sonrió, bajó la mirada y soltó una pequeña risa, para incorporarse con una mirada que al mismo tiempo reflejaba todos sus sentimientos hacia ella, una mezcla de amor, paz interna y ternura, pero cubiertos con una mirada ensombrecida y una pequeña sonrisa de burlona complicidad dibujada en el rostro. La miró fijamente unos segundos, y ella se estremeció al ver esos ojos, él se volvió a acercar a una distancia de no más de un paso, la tomó de la mano, acercó su rostro hasta casi tocarla y mientras ella seguía atónita, y mirándola fijamente a los ojos, le dijo:
- No tengo miedo de acercarme, dentro de mi hay un infierno en donde me encantaría que dejaras vivir a tus demonios, de cualquier forma, convivirían con los mios.
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